Votar a ciegas: la historia de dos hermanas k’iche
El idioma k’iche es el idioma de más de un millón de guatemaltecos en 10 departamentos y 76 municipios del país. Sin embargo, todos los planes de gobierno, mítines políticos y comunicación por parte de los candidatos están escritos en castellano. Las hermanas Quiej, que solo hablan k’iche, forman parte de los miles de hablantes de idiomas mayas que acuden a las urnas para votar en un idioma desconocido.
Texto: Catarina Huix / Edición: Juan Diego Godoy / Fotos: Catarina Huix.
N0 Ficción
En Zunil las hermanas Quiej siempre han votado así. Se guían por los comentarios de la población, memorizan el color y el símbolo del partido con el que se identifican y, cuando llega el momento, lo marcan con una equis. No es fácil votar para una persona que no sabe leer ni escribir. Y mucho menos en una contienda electoral en la que han competido 28 partidos políticos.
Nicolasa Quiej (34 años) y Catarina Quiej (32 años) trabajan juntas en la elaboración de indumentaria maya desde que aprendieron a tejer, de la mano de su madre. Viven con sus padres y, al igual que ellos y la mayoría de las personas de Zunil, no hablan ni escriben el castellano, el idioma oficial de Guatemala.
El departamento ocupa la sexta posición de mayor número de empadronadas, con 502,539 (un 5.36%) y el municipio de Zunil es el décimosexto con mayor número de empadronados a nivel nacional: 9,973, siendo mujeres más de la mitad, un 57.26% según los últimos datos del Tribunal Supremo Electoral.
Votar en un idioma que no es el tuyo
Es 25 de junio. En Zunil, desde la mañana, hay movimiento de personas para abocarse en los centros de votación y, sobre las calles son empedradas, unos van y otros vienen. El bullicio de personas platicando en kich´e, las ventas ambulantes frente a los centros de votación combina con la tensión en las largas filas de personas que buscan votar y el sol radiante.
Las hermanas inician su día tejiendo y a las 8 de la mañana se preparan para ir a votar. Nicolasa, la mayor, ya sabe por quién votará pero asegura que le ha costado tomar la decisión. Nunca fue a la escuela y cuando es época electoral, trata de escuchar por la radio lo que dicen los candidatos en español. Con esto, espera identificar al partido y la propuesta que implique un verdadero cambio. Pero todos los candidatos se comunican en un idioma que no entiende.
Todos los planes de gobierno están escritos en un idioma que no puede leer. Toda la publicidad en las calles es inentendible para ellas. Sin embargo, el hambre y la pobreza, la falta de un empleo formal y la ausencia de escuelas dignas para superarse, no conocen de barreras lingüísticas. Se sufren, tanto en español como en k’iche. “Yo quiero que nuestra Guatemala cambie, quiero nuevas autoridades. Todos están sufriendo y por eso quiero un cambio”, dice en k’iche. Mientras tanto, se prepara para ir al centro de votación Escuela Oficial Urbana Mixta Fray Bartolomé de las Casas.
“Le in are kin waj ku an cambiar le qa Guatemala, ke qajchic jun autoridad chik, chirik´ut xa mak’otaj le ku loq´le ja rajil, juntira le qasach paqeik, juntira wa le tinitmit taqem ku riq k’ax pa le Guatemala, ke qaj jun cambio, por eso xin ana le nu votación. Jun hora xin wieb´ej le nu votación, a las 8:30 xin ek y a las 10 aq’ab’il xintotaljloq”, Nicolasa Quiej.
“Yo quiero que nuestra Guatemala cambie, quiero nuevas autoridades, es por eso que el dinero ya no alcanza para comprar, ahora todo es caro y las cosas, en todas partes del país, en Guatemala todos están sufriendo por eso quiero un cambio y participé para votar. Una hora tuve que esperar para votar, a las 8:30 me fui y a las 10 regresé”. Nicolasa Quiej.
El idioma del millón
Exigir campañas políticas en k’iche no se trata de un capricho. De hecho, podría ser una estrategia política acertada para los candidatos. El idioma k’iche se habla en 10 departamentos y 76 municipios, tiene un aproximado de 1,680,551 hablantes nativos.
“Este idioma tiene presencia en casi todo el país. Es, de hecho, el que más hablantes tiene distribuidos por la zona occidental y central. Le siguen idiomas también importantes como el q´eqchi´ y mam”, asegura Federico Tuy, coordinador de subsede Quetzaltenango de la Academia de Idiomas Mayas. Tuy explica que el k’iche es, además de una riqueza cultural, el más diverso de los idiomas mayas. “Tiene un sinfín de variantes, y como todo idioma, está en constante cambio, es creativo y evoluciona. Las mismas personas van creando nuevas palabras para comunicarse y se crean las variantes”.
En la misma línea, Jennifer Poz, maestra de preprimaria en Zunil, uno de los municipios con más población k’iche, entiende que el español es un idioma importante, por su cobertura universal, pero que eso no significa que deba descuidarse el k’iche.
Menos en las poblaciones que lo hablan como idioma materno. Por eso se dedica a dar clases de ambos idiomas a alumnos de preprimaria. Su experiencia como docente ha sido buena, pues ha visto resultados positivos en los alumnos que hablan el idioma k’iche y que poco a poco han ido aprendiendo a hablar y desenvolverse correctamente en el idioma español. “Es un reto complejo pero no imposible. Es importante que se les enseñe de manera correcta fortaleciendo su vocabulario de manera gráfica, enseñándoles imágenes u objetos e indicar sus nombres en el idioma k’iche y en el idioma español”, explica Poz.
Tanto Tuy como Poz coinciden en que se deben poner en marcha varios métodos para informar a la población analfabeta, sobre todo para quienes en la región solo entienden y hablan k’iche. “Guatemala es multiétnico y seguramente deben de existir varias personas con la misma historia que estas hermanas, que quieren votar, pero se guían solo por lo que escuchan, y no son capaces de consumir información propia porque no la entienden por estar solo en español”, explican.
Catarina también se prepara para ir a votar. “Dejaré mi tejido para ir, porque quiero un cambio en Guatemala”, asegura, pero con un poco de temor. La papeleta representa para ella un conjunto de símbolos que no es capaz de comprender del todo, y lejos de ser una fiesta cívica, las elecciones son una especie de examen que la hace pasar penas. Duda de sí misma. Se pone nerviosa cuando llega a la mesa 11216 y más aún cuando le dan cinco papeletas de cinco colores, que extiende poco a poco para perderse en un sinfín de logotipos, nombres y rostros que no conoce.
“Kin nelb´ik, in taqem le nu kem, kin ya le nu votación, kin yanakanoq le nu kem por ser le votación, kin waj jun cambio pa le Guatemala”, Catarina Quiej
“Saldré, estoy haciendo mi tejido, tengo que ir a votar, pero dejaré mi tejido para ir a votar, quiero un cambio en Guatemala”, Catarina Quiej
Nicolasa espera a su hermana afuera del centro de votación. A los pocos minutos, Catarina sale a paso rápido. Muestran su dedo marcado y se encogen en hombros; no tienen ni idea de qué sucederá y no recuerdan ningún nombre de los candidatos que han elegido. Solo el partido y el color. Pero han vuelto a votar. Así lo han hecho las hermanas durante 8 procesos electorales, desde aquel domingo 12 de noviembre de 1995. Y seguirán haciéndolo así, a ciegas, porque antes de aprender a leer y escribir, tienen mucho trabajo qué hacer. Al fin y al cabo, el arte de tejer es la que paga las cuentas y pone comida en la mesa en Zunil. #Elecciones 2023.