El 28 de septiembre, se presentaron combates en una prisión en Guayaquil, Ecuador, entre dos grandes pandillas, los Choneros y los Lobos. A lo largo del día estallaron dos grandes disturbios, que causaron la muerte de al menos 116 reclusos, según cifras oficiales.
Las imágenes en las redes sociales dan cuenta de espantosas escenas, en las que se ven cuerpos apilados contra las paredes y cadáveres desmembrados.
Esta ha sido hasta la fecha la peor masacre en una prisión de Ecuador, país que enfrenta una creciente crisis de violencia entre las principales pandillas, sobre todo en Guayaquil. En febrero pasado, los ataques coordinados por cuatro pandillas, incluidos los Lobos contra los Choneros, en tres prisiones de la segunda ciudad de Ecuador, dejaron un saldo de 75 reclusos muertos. El 21 de julio, otras 21 personas fueron asesinadas en las cárceles de Guayaquil y Cotopaxi, nuevamente por rivalidades entre pandillas.
El presidente Guillermo Lasso ha declarado el estado de emergencia en todas las cárceles del país.
VEA TAMBIÉN: Ecuador enfrenta niveles de violencia carcelaria sin precedentes
Estas masacres parecen dar cuenta de una creciente sofisticación criminal en Ecuador. Como InSight Crime ha informado, más de un tercio de la cocaína colombiana pasa actualmente a través de Ecuador en su trayecto hacia los mercados de Estados Unidos y Europa.
Esto ha llevado a que las pandillas del país intenten apoderarse de las rutas del narcotráfico que parten de la frontera con Colombia y que se enfrenten por el control de los puntos de salida, como el puerto de Guayaquil. A su vez, se ha generado un rápido aumento en el tráfico de armas en el país, así como una serie de asesinatos tipo ejecución.
Desde que llegó a la presidencia en mayo de 2021, Lasso ha prometido repetidamente tomar medidas enérgicas contra el crimen organizado y restaurar el orden en las cárceles.
Análisis de InSight Crime
En solo dos años, Ecuador ha pasado de tener un sistema penitenciario con niveles medios de violencia a presenciar las peores masacres carcelarias de América Latina.
En el primer semestre de 2019, en todo el sistema penitenciario de Ecuador fueron asesinados 19 privados de la libertad. En 2020, en total se registraron 51 homicidios dentro de las cárceles del país. Y en 2021, la cifra hasta ahora se sitúa en más de 300.
Hay pocos indicios de que el gobierno tenga algún plan para detener este derramamiento de sangre.
VEA TAMBIÉN: Ecuador: autopista de la cocaína hacia Estados Unidos y Europa
Los únicos países con brotes comparables de violencia carcelaria en los últimos años han sido Brasil y Venezuela. En la ciudad de Manaos, en el norte de Brasil, la guerra de pandillas ha dejado como resultado la muerte de docenas de reclusos en terribles condiciones. En Venezuela, el colapso de la economía, la falta de apoyo gubernamental y la pandemia de coronavirus llevaron a que los asesinatos en las prisiones se dispararan en 2020.
La diferencia radica en la rapidez con la que la situación se ha deteriorado en Ecuador. En Venezuela, las múltiples crisis han debilitado la seguridad nacional durante años; por su parte, las pandillas de Brasil han venido creciendo durante décadas.
A principios de 2020, InSight Crime advirtió que la cantidad de cocaína que pasa por Ecuador, los intereses convergentes del crimen organizado colombiano, mexicano y europeo, y la sofisticación de las pandillas del país andino podrían conducir a un “aumento sostenido en la tasa de homicidios de Ecuador”.
Esto ha ocurrido de una manera sorprendentemente rápida.
Y otros países podrían seguir los pasos de Ecuador, por varias razones.
En primer lugar, la sobrepoblación es un factor importante que contribuye a la violencia carcelaria, pero Ecuador está lejos de ser el peor en este sentido. Las cárceles de Ecuador están aproximadamente al 130 por ciento de su capacidad, según señaló Associated Press en el mes de julio, el mismo nivel que Uruguay. En Haití, la tasa es de más del 450 por ciento; en El Salvador y Guatemala, más del 330 por ciento, y en Bolivia, más del 250 por ciento, según estadísticas de World Prison Brief en 2019.
En segundo lugar, cada vez hay más grupos criminales que pueden ejercer su poder e influencia incluso tras las rejas. Estructuras como la MS13 y Barrio 18 en El Salvador, o el Primer Comando de la Capital (PCC) en Brasil, han conformado desde hace mucho tiempo organizaciones criminales complejas y transnacionales y han reclutado miembros dentro de las prisiones. Y cada vez hay más grupos que se unen a sus filas.
En Ecuador, los Choneros y los Lagartos se han disputado el control de las principales cárceles del país, incluso creando o reclutando otras pandillas para que trabajen para ellos en penitenciarías específicas. Sin embargo, esta fragmentación del poder parece haber generado gran parte de la violencia en las cárceles ecuatorianas este año, incluida la reciente masacre, en tanto las pandillas más pequeñas se enfrentan a sus antiguos patrones.
En otros países se han presentado dinámicas similares. En Paraguay, el Clan Rotela ha pasado de ser una banda dedicada a vender crack en barrios pobres de Asunción a convertirse en una pandilla capaz de orquestar actos violentos contra el PCC en varias cárceles.
En Argentina, en 2018 fueron encarcelados la mayor parte de los líderes de Los Monos, el actor criminal más sofisticado del país. Pero luego el grupo continuó repeliendo a los rivales que intentaban ingresar a la ciudad de Rosario, e incluso han realizado ataques contra las casas y oficinas de los jueces que llevan los casos en su contra. El líder del grupo incluso tenía en su celda una línea telefónica que no era monitoreada.
En tercer lugar, las rivalidades entre las pandillas carcelarias están dando lugar a brotes constantes de violencia en toda la región. En Ecuador, los Choneros, los Lobos y otros rivales están utilizando arsenales más sofisticados para enfrentarse por el control del creciente flujo de narcotráfico a través del país. En Paraguay, el Clan Rotela y el PCC se han enfrentado con frecuencia, y en cada ocasión mueren varios prisioneros.
En Panamá, las pandillas que antes se dedicaban a mover drogas por el país a instancias de grupos más grandes, actualmente están llevando a cabo sofisticadas operaciones de tráfico desde las prisiones. En diciembre de 2019, el país presenció su peor masacre carcelaria, en la que 15 reclusos fueron asesinados debido a luchas al interior de la pandilla Bagdad.
Y dado que la producción y el tráfico de cocaína están alcanzando máximos históricos, en otros países se podría dar el precipitado deterioro que ha experimentado Ecuador. Con información de