Los menores de esta minoría son obligados a hablar en mandarín y seguir costumbres han, además de ser separados de sus familias
La ONU alertó este martes por el creciente uso de internados en China, principalmente en la región de Xinjiang, destinados a la reeducación de niños uigures.
Los expertos del organismo señalaron que los menores de esta etnia musulmana, asentados al noroeste del país, corren peligro de asimilación cultural forzada, debido a la expansión de la iniciativa estatal de garantizar la educación mediante estos internados.
En el marco de este proyecto, los niños de la región son separados por la fuerza de sus familias y sus comunidades y enviados a estos centros designados por las autoridades, en los que se imparten conocimientos que no contemplan su entorno y raíces.
“Nos preocupa que apenas se utiliza allí el uigur como medio de instrucción y que la separación de estos niños de sus familias pueda llevar a su asimilación forzada en el idioma mandarín y la cultura han (etnia mayoritaria de China)”, señalaron el relator sobre minorías, Fernand de Varennes; su par de derechos culturales, Alexandra Xanthaki; y su homólogo en educación, Farida Shaheed.
Según las denuncias recibidas por los expertos, estos hijos de uigures exiliados o detenidos son “tratados como si fueran huérfanos por las autoridades estatales y llevados a internados a tiempo completo, centros preescolares y orfanatos”.
Asimismo, según los testimonios recopilados, en esos lugares, los profesores son amenazados con sanciones para que no usen el idioma uigur ni den lugar a cualquier aspecto de su cultura.
Con estas acciones peligra la continuidad de sus costumbres, religión y hasta conocimientos lingüísticos en las nuevas generaciones de esta minoría que, al no estar inmersos u expuestos mínimamente a ellos, pierden los conocimientos y acaba en una erosión de su identidad.
El envío a internados es, sin embargo, una de las tantas acciones que Beijing implementa para perseguir a los uigures en su territorio.
Sin ir más lejos, el pasado viernes, la profesora Rahile Dawut fue condenada a cadena perpetua por promover el “secesionismo”.
La destacada académica uigur había sido detenida hacía casi seis años, en 2018, y se la acusaba de poner en peligro la seguridad del Estado.
“La condena a cadena perpetua de la profesora Rahile Dawut es una tragedia cruel, una gran pérdida para el pueblo uigur y para todos los que aprecian la libertad académica”, sentenció John Kamm, director ejecutivo de la Fundación Dui Hua.
Junto con ella, se estima que otros 300 intelectuales, artistas y escritores de esta minoría están presos en Xinjiang en el marco de lo que muchos grupos de defensa de los derechos humanos han señalado como un intento de “genocidio cultural” por parte del régimen de Xi Jinping.
Inclusive, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos visitó la región de Xinjiang para entrevistar a sus habitantes y corroborar las denuncias que había rubidio.
Al concluir su viaje aseguró que el régimen chino había, en efecto, cometido violaciones que podrían equivaler a “crímenes contra la humanidad”.
Tras conocerse esta definición, 50 países exigieron a las autoridades respuestas sobre esta denuncia.
Estamos “preocupados porque China, hasta ahora, se niega a discutir las conclusiones del informe. Instamos al Gobierno de China a respetar sus obligaciones en derechos humanos y a aplicar las recomendaciones de la Alta Comisionada, lo que incluye pasos rápidos para liberar a los individuos privados arbitrariamente de su libertad en Xinjiang”, señalaron en un comunicado las naciones firmantes.
A la par, instaron a “clarificar urgentemente el destino y paradero de los desaparecidos, así como facilitar los derechos de reunión y contacto seguro”.
(Con información de EFE e Infobae).