Mientras suenan las campanadas de la medianoche, los comensales se apresuran a comer doce uvas, una por cada mes del año que comienza.
Este ritual se asocia con los deseos y hasta caprichos de cada uno y con el anhelo de que se vuelvan realidad. Mito o verdad, es una costumbre de muchas partes del mundo. Y estos deseos son tan extravagantes como vestir ropa interior de color rojo.
En otras regiones es obligado el brindis con champaña, para manifestar buenos propósitos, que muchas veces quedan en eso: simples intenciones.
Aflora así la nostalgia por un año que termina y la esperanza de lograr más éxito en el que comienza.
Al respecto, estos rituales tienen relación con las estaciones del año, las cosechas y el vaivén de la vida. Egipcios, babilonios, romanos y hasta cristianos cayeron en la cuenta de que era mejor celebrar lo bueno por venir que lamentarse por las pérdidas del año que moría.
Así como se pasaba del invierno a la primavera, de la preparación de la tierra a la siembra y del verdor a la floración, las culturas antiguas celebraban con alegría la llegada de una estación cálida. Era el triunfo del sol, el dios del oro y la fortuna.
¿Y por qué no brindar y danzar por ese cambio afortunado? ¡Qué mejor que el fin de año para desbordar de alegría!
Salud, dinero y amor
En todas las culturas el cambio de estación ha implicado ritos para atraer salud, dinero y amor. Es la búsqueda constante de la felicidad, el éxito y la abundancia.
Entre las costumbres de celebración de Año Nuevo están las siguientes:
- Madison Square, en el corazón de Nueva York, atrae a miles de personas que despiden el año viejo mientras desciende la famosa bola de cristal que simboliza esperanza, vida y fortuna.
- En Alemania celebran con el bleigiessen (fundido). Son gotas de plomo derretido que caen en un vaso de agua y forman figuras interpretadas como buen augurio o infortunio.
- En muchos países cristianos se encienden doce velas que simbolizan los meses del año que comienza. Cada principio de mes se enciende una hasta que se consume.
- Los escoceses festejan en con el Hogmanay, un barril al que se le prende fuego y se hace rodar por las calles, como una metáfora del paso del tiempo.
- En países del este de Europa se acostumbra colocar hierbas aromáticas en las casas para atraer la buena suerte.
- En Bahamas todavía persisten los rituales afroamericanos, como las danzas y los trajes coloridos, en agradecimiento por la vida.
- En Brasil se acostumbra rendir tributo al mar como fuente de alimento.
- Los sintoístas de Japón y los holandeses dan la bienvenida al nuevo año con un buen baño de agua helada a cambio de prosperidad.
Mito, fantasía o realidad, cada cultura tiene su forma particular de decir adiós al año viejo y dar la bienvenida al que comienza. Así somos los humanos. Por Isaac Ramirez, AGN #Tradiciones.