Doha, 23 nov (EFE).- La selección de Japón destapó las carencias de una Alemania que antes de empezar tapó sus bocas ante los informadores gráficos en señal de protesta por no poder lucir el brazalete one love y que, luego, fue silenciada en el césped y castigada por no sentenciar cuando pudo y carecer de la pegada de antaño.
Los nipones consiguieron así uno de los grandes triunfos de toda su historia y la segunda gran campanada de del Mundial Catar 2022 tras la victoria de Arabia Saudita sobre Argentina.
Parecía que un penalti un tanto inocente del meta de Japón y la frescura del joven Jamal Musiala iban a impulsar a Alemania a un triunfo imprescindible en la lucha por los octavos antes de medirse el domingo a la selección española.
Gol alemán
Quedó demostrado que la Mannschaft no es ahora mismo la octava maravilla pese a su solvente clasificación para este Mundial de Catar. Pero con la base del Bayern Múnich, el equipo del que llegó a la selección Flick, es un conjunto poderoso en lo físico y con futbol y la ambición de siempre. En cambio, Japón le ratificó que no le da para grandes aventuras.
Alemania metió una marcha más y sin avasallar, fue poco a poco metiendo en su área a Japón, cuyo capitán, Maya Yoshida, despejó un disparo de Gundogan que se colaba, pero que se vio por detrás cuando el guardameta, que había tenido una magnífica intervención a otro tiro de Kimmich, cometió un penalti un tanto inocente sobre Daum que no desaprovechó el centrocampista del Manchester City.
El VAR evitó que al descanso se llegara con una ventaja mayor al anular por fuera de juego un tanto de Kai Havertz, y los palos tras el descanso en sendos disparos de Gnabry y Gundogan, sin olvidar cuatro paradas seguidas de Gonda que desesperaron al extremo del Bayern.
La remontada
Tuvo la sentencia el bloque germano. Desaprovechó sus ocasiones y la inspiración de Musiala. En otros tiempos, más pletóricos, hubiera remachado a su rival seguro. Ahora aún no es lo que era. Dejó vivo al conjunto japonés, que aún se atrevió a mantener en vilo y a obligar a Manuel Neuer a convertirse en el salvador en un remate de Ito.
Gonda tuvo una cuádruple intervención clave. Japón siguió creyendo a la contra y sus cambios tuvieron la recompensa con los goles de Ritsu Doan y Takuma Asano, cuya entrada desarboló a Rudiger y compañía, para ofrecer el segundo bombazo del torneo ante una Alemania obligada a cambiar mucho si quiere meterse entre los aspirantes a la corona.